viernes, 12 de febrero de 2016

Como nunca enamorarse (Segunda parte)...

Pronto se dio cuenta de que quien le llevara a aquella fiesta pertenecía al grupo de amistades que ella frecuentaba, aunque no tenían contacto directo. Le veía de vez en cuando y descubrió un interés inusitado en conocerlo. Era un don nadie a simple vista. Gordo y no agraciado físicamente. No había entablado charla de forma directa, pero en ciertas ocasiones había podido escucharlo hablar. Ni en eso figuraba, pero defendía lo que decía. Aunque ella ya había detectado que le gustaba observar en él… su mirada. Le gustaba ver como el veía a los demás. ¿Qué pensaba cada vez que veía a un grupo particular o a una persona? ¿La estaría estudiando detenidamente? y tiempo después estaba segura de ello: estudiaba a las personas. Leía su lenguaje corporal. Así era como el tenía, de alguna forma, la manera más segura de conocer a las personas que intercalaban con él, puesto que había algunas a quienes su atención prestaba atentamente cuando platicaba con ellas, aunque estuvieran discutiendo y había otras a quienes simplemente no mostraba el más mínimo interés.
Y un día, sin ella proponérselo, como se había acostumbrado en las pocas ocasiones en que podía verlo, volteó a observarlo una vez más, para darse cuenta de que él la estaba observando a ella. ¡Por fin el reparaba en su presencia! ¿O lo había hecho antes, pero ella no se había percatado de ello. Él se ruborizó al sentirse descubierto e inmediatamente volteó la mirada. Y se le hizo tan tierno. Estaba apenado. Y a ella le fascino saberse, pensarse, sentir que era, a lo mejor, deseada por aquel muchacho que nunca había establecido ningún dialogo con ella, aunque ello le provocaba cierta incertidumbre. Si en alguna ocasión podían llegar a platicar ¿De qué sería? ¿Lo encontraría tan fascinante como hasta ese momento? ¿Le aburriría o le encontraría demasiado equis y se aprontaría a darle corto para volver a su rutinaria vida de oficina y no prestarle atención nunca más? no solo sabía y esa duda le colmaba de alegría. Él era interesante para ella de esa forma y ella también, en cierta perspectiva, le deseaba.
Eso también representaba un problema y ella lo sabía a la perfección. Rubia, esbelta pero con un cuerpo que despertaba admiración y deseo en muchos hombres; de familia más o menos acomodada, siempre se había visto rodeada de aduladores y amigos que intentaba, por todos los medios, llamar su atención. Y ahora ese tipo por el que no daba nadie nada le provocaba algo dentro de sí. ¿Sería un capricho? Había escogido no buscarle hasta ese momento, porque la sensación de caza, esos sentimientos tan cálidos que él le provocaba, no los había sentido por nadie. ¿O era porque su ego estaba lastimado, porque solo esa persona se había atrevido a ignorarla? No se había sentido ofendida, y sabiendo ahora que en por lo menos una ocasión había sido observada y la reacción del tímido chico al ser sorprendido aunque en realidad fue al revés, más bien le había llenado de orgullo.
Karina vuelve al presente de golpe, pues una de las amigas le pregunta algo. Ha pasado tanto tiempo. Ella no quiso casarse hasta ese momento. Estuvo comprometida, pero el recuerdo de aquel muchacho le taladraba el corazón todavía. ¿Que había hecho para arrebatarle de esa forma el alma? ¿Que hechizo malvado había provocado en ella semejante presión ante su recuerdo. No lo sabía y de vez en cuando aquellos años volvían a su memoria.

La universidad había quedado atrás hacía tanto y la vida laboral le sonreía, prometedora. Y sin embargo, por lo menos una vez al día, pensaba en aquel chico. Y le parecía que cada día aumentaban más sus deseos de volverlo a ver, aunque no tenía idea a de como. Hacia mucho que aquel círculo de conocidos se había disuelto, empeñados todos en tomar sus nuevas vidas fuera de la escuela. Y como ella jamás se hizo a la idea de averigüar de quien era amigo… de obtener un lazo que hubiera podido acercarle más a su interés…

No hay comentarios:

Publicar un comentario