domingo, 10 de agosto de 2014

Reflexiones Sobre el pecado de la traición...

Dante Alighieri coloca la traición como el más grande pecado del hombre. Tanto, que coloca a los que cometen algún tipo de traición en el lugar más alejado de Dios: el noveno círculo del Infierno, donde se encuentra el máximo traidor a Él, Lucifer. A su vez, divide ese círculo en cuatro zonas: La Caína (donde son castigados los traidores a familiares), la Antenora (donde son colocados los traidores políticos), La Tolomea (donde se encuentran los traidores a los amigos) y finalmente la Judea o Judeica (donde están los traidores a Dios, a la Iglesia o al Imperio). Y en realidad, este pecado también puede -o es- ser cometido a través de los otros pecados, lo que le atañe una doble capacidad negativa a su carga de castigo
Todos saben que soy cultor de Dante. Fan. Y si comparto muchas cosas en común con el maestro, mi visión de la traición no dista mucho de ello. Si algo he aprendido en la vida es que la traición es lo más infame que se puede hacer a alguien, porque la confianza, eso que se gana con mucho esfuerzo, se pierde irremediablemente. Porque yo también yo he traicionado alguna vez.
Entonces, ¿por que hablar de la traición cuando tu mismo la has cometido? ¿Porque condenarla tan enérgicamente? Porque crecí con una particular visión de la vida, inculcada desde la forma materna, pasando por una serie de estímulos sociales y culturales, que me hacen desdeñarla tan profundamente, que hasta hace unos años me di cuenta de que la desprecio al punto de castigarme y auto flagelarme por los pecados cometidos e intentos de arreglar estos lo más que se pueda. Lógicamente las demás personas no comparten esta visión, pero me parece sumamente preocupante que en realidad muy pocas personas en el planeta toman la verdadera dimensión de lo que la traición puede llegar a significar en una vida. Se ha convertido en algo tan común en la vida de los demás que parecen haber olvidado que a veces la traición puede ser llegar en formas tan insignificantes que no se dan cuenta de ello.
Tampoco se trata de cometerlos y luego arreglar aquellos pecados que se cometen; se trata de no cometerlos. De crear una consciencia de respeto única que, si no es compartida por nadie más, por lo menos te deje dormir tranquilo, sabiendo que no estas haciendo nada malo. Se trata de que uno entre en consciencia de que esta haciendo algo que puede lastimar a alguien más. Alguien me dirá que cómo se puede saber que puede lastimar a alguien. Es cierto que a las personas que no conocemos lo suficiente podemos lastimarlas sin darnos cuenta y que, si estas no nos lo dicen, podríamos seguir cometiendo el mismo error una y otra vez. Pero también es cierto que hay actos que podemos dilucidar si pudieran dañar a alguien. O advertir a alguien de algo, aún cuando no lo conozcamos lo suficiente, pero si sabemos que eso puede causar alguna molestia o problema, podríamos solucionarlo tan solo avisando. No lo sé, estoy consciente de la complejidad del problema, pero me veo en la necesidad de dejar este registro que me involucra a mí, para que, el día que muera, el conocimiento de mi propia naturaleza pudiera ayudar a otros como yo.
Soy un paranoico extrovertido con personalidad antisocial y un control de la furia desmedido, limitado por el miedo a las consecuencias de mis actos. Lo sé. Pero este tema es importante para mi. A lo largo de mi vida los cambios más importantes que han habido se han debido a la traición. Podría, sin mayor miramientos, mandar al Noveno Círculo del Infierno de Dante mandar, a la Caína, a tantos familiares como me es posible: a la Antenora a muchísimas personas que conozco que han cometido este acto tan deplorable conmigo, sin tener yo una pizca de malsana avidez de daño en aquello por lo que he sido condenado. Pero es en la Tolomea donde puedo tener a la mayor cantidad de enemigos que alguien podría tener. Por esa razón casi no tengo amigos. Y aquellos a quienes he amado como tales han sido, junto con familiares, los que han asestado las traiciones más infames en mi contra. Han sido los "amigos" quienes han cambiado más de una vez el rumbo de mi vida por completo.
Yo, que también cargo con mis buenos pecados, no podría  verme en ningún círculo del infierno en un solo momento. Porque estaría en todos. Estoy seguro de que Dios dividiría mi alma para que pagara en todos y cada uno de los nueve círculos, para pagar por toda la eternidad mis pecados. Y no es que me arrepienta: lo hago, pero no merezco ni siquiera la luz del purgatorio. tengo que ir al infierno por lo que he hecho, con el arrepentimiento como mi mayor carga, a purgar mis condenas. pero veré a aquellos que me han hecho tanto daño a mi y a los que he amado, espero que, como en el relato del Conde Ugolino del Inferno del maestro, en posición de resarcir el peor castigo. Solo eso espero, por ello intento que mi parte buena haga tanto bien como se pueda, para que en mi castigo pueda tener algo de paz al ver a lo lejos a aquellos en quienes descargar mi ira eterna.
Ahondaré mas en el tema...

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