jueves, 24 de julio de 2014

Premoniciones...


Y llegaste a mi de nuevo. En mis sueños. En mis aflicciones. Y respondiste la pregunta que nadie más se hubiera hecho y me dijiste que sí, que te casarías conmigo. Y lo hiciste en la forma que más esperaba: en la de la mujer que más ternura me ha inspirado jamás, la chica ideal de mis sueños más luminosos. Me diste la única respuesta que esperaba de ella, en una época en que terminaba de morir mi esperanza de tener una familia propia y comenzaba a dejar de sentir de verdad. Porque las sensaciones siguen allí, esas son inherentes al ser humano. Pero no sentir nada por nadie, eso, incluso, era un deseo oculto desde hacia tiempo. Desde Mariana.
Aunque no esperaba la declaración, supe, casi desde el primer instante, que eras tu y no ella, mi querida Rafaela. Mi ángel de la guarda. Pero fue bonito. Una forma de despedirme de ese último resquicio de sueños de familia. De Amor. Así que te seguí, como siempre que estas allí conmigo, la corriente.Y frente a esas personas que estaban, en ese momento, por motivos del trabajo más que de otra cosa, aceptamos, ambos, nuestro compromiso. Ahora, por primera vez en mi vida, aunque fuera sólo en un sueño, tenía una prometida. Estaba encaminándome a un paso distinto a lo que siempre he hecho. Y fui presa de la ternura de mi pequeña y dulce amiguita, la única que hubiera podido, a estas alturas, hacerme sentar cabeza. Tal vez fue mejor así. No estoy hecho para esas cosas. Me siento tan tóxico que incluso hubiera terminado por dañarla a ella, el ser más puro que he conocido. Pero interesante fue la serie de acontecimientos solo por vivirla, aún en una ficción.
Y me di cuenta de cuanto me derrito solo de tenerla cerca. De como mi corazón se vuelve de pollo. Como le quiero. Ella siempre será distinta a todas las mujeres que he amado, porque jamás había visto tanta ternura en una sola chica. Y esa inocencia que esta disfrazada dudo mucho volver a verla en mujer alguna.
Tu solo estuviste conmigo unos instantes, querida amiga, antes de volver al Palacio de la Memoria que te tiene como huésped distinguida. Pero llegaste para calmar, en definitiva, mi alma, como siempre. Ahora estoy lleno de esa paz que siempre das sin esperar recibir nada a cambio de mi.
Pensé en un pequeño texto a propósito del sueño, lleno de simbolismos y del que hablare en algún otro relato porque tiene que ver con la casa que habito parte de la familia de mi madre en Norte 74. Lo pondré porque esa tranquilidad en mi alma esta, tal vez, lista para ello…


"Allí estaba, frente a mi, dentro del espejo. El departamento había bajado su temperatura a tal grado que escarcha había hecho presa de cada espacio del mismo y en el baño, donde en ese momento me encontraba aseando mis manos y rostro, solo una parte del espejo se había salvado del escarchado aunque, curiosamente, no sentía el tremendo frío que debiera sentirse. Estaba cómodo, a pesar de que constataba con mis ojos, que incluso salía vapor de mi boca y nariz. Entonces lo vi, allí, frente de mi, en el espejo: no era yo, puesto que me observaba mi reflejo con curiosidad. Él. Él me observaba a mí. Y entonces hablo.

–Ya es tiempo– dijo con absoluta certeza de que cada palabra era la adecuada. Lo sabia porque, al ser yo mismo, de esa manera hablaba, en ese tono, cuando estaba muy seguro de lo que iba a decir.
–¿T-tiempo de qué?– respondí porque no tenía idea alguna de a que se estaba refiriendo. En todo caso, estaba enloqueciendo si me encontraba hablando conmigo mismo enfrente de un espejo
–Estoy listo para salir. Tu debes entrar ahora y dormir un rato.
–No te entiendo…
–Claro que no. Tu no. Pero él si. Tu otra parte. Aquella que no me quiere dejar salir. ¿Ves la temperatura? Es la indicación perfecta. Tu corazón esta más frío que nunca. Si no salgo ahora, puede que vuelvas a cometer una estupidez y me quedaría encerrado para siempre.
–Pero… no creo que sea tan buena idea…
–¿Ahora piensas en ello? Ya estas más allá de la redención amigo…
Y mientras ocurría el cambio, pensé que era, tal vez lo mejor. Era la situación idónea para volver a ser lo que antes era. Lo que había perdido estaba por volver y yo no volvería a ser el mismo jamás..."

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