lunes, 19 de mayo de 2014

Recuerdos de la Metropolitana...

Hace tiempo que deseo visitar la tercera sección de la colonia Metropolitana, en el municipio de Nezahualcoyotl, Estado de México. Pase allí unos pocos años de mi vida pero me marcaron para siempre por muchas razones. La mas importante: allí di mi primer beso de amor. Pero casi tan importante como ese motivo hay mas: en ese tiempo tuve mas amigas mujeres; pase días muy agradables en compañía de muchísimas personas valiosas y aprendí mucho de ellas. Nunca hubo, para mi, lugar tan lleno de calidez humana como allí. Fue el apogeo de mi adolescencia. Conocí muchos de mis limites. Aunque no todo fue bueno: actué como un cobarde, creo que por primera vez en mi vida. Termine peleado con gente que estimaba mucho -costumbre que fui marcando en los años posteriores hasta hacerlo marca personal, pues después de ese lugar, en donde he estado, he tenido pleito con alguien-; fui engañado en el asunto del amor por vez primera y también yo me porte como todo un patán por vez primera.
Recuerdo las tocadas a las que iba con mi vecina Elizabeth. La gran pelea a nivel colonia en la que estuve involucrado, llegando a estar inconsciente después de una paliza de contrarios, por querer salvar a un amigo. Las fiestas que terminaron en balazos. Mi primer borrachera fue en esa colonia (no lo digo con orgullo pero el dato alli esta). Las dos fiestas de XV Años donde participe: en la primera me gustaba la quinceañera y termine, con el tiempo, andando con ella, aunque ese día fue muy curioso, pues se me "declaro" una prima de ella, pero en el amor no se manda. En la segunda termine andando tiempo después con la hermana de la quinceañera. Creo, incluso, que fue mi época con mas pegue: anduve con cinco chicas en todo el tiempo que estuve allí. De todas aprendí algo: todas dejaron su huella, algo que ha acompañado mi soledad eterna.
Ese lugar ya representaba algo para mi: por alguna razón que no he preguntado, en segundo año de primaria estudie en la Primaria Pablo Lorenzana Rubín que esta en esa sección. Volver allí años después para vivir tuvo cierto impacto. La vida era distinta en esa colonia, en ese momento; había vida en cada rincón, veías a los niños o adolescentes jugar en las tardes noches, o a la pandilla echarse sus partidos de fútbol o voleibol, de los cuales participe casi nada. Eran días de dominguear, de ir al tianguis, de salir a platicar, conocía uno a muchas personas. Uno tenia cosas que hacer siempre. Siempre había alguien. Recuerdo fragmentos de un viaje al desierto de los leones. De serenatas a la Virgen de Guadalupe -por circunstancias equis o ye, fue mi época católica-; mi etapa de vagancia demencial fue en ese lugar, llegando, incluso, a dedicarme a la vagancia hasta en el CCH Azcapotzalco, donde en ese momento estudiaba. Eso me costo bastante pero pude solventarlo tiempo después. Las borracheras con los cuates de la calle. Recuerdo tantos detalles. He llegado a olvidar muchas cosas que fueron importantes para mi y que apenas salen a la luz en mi caótica mente, pero tengo recuerdos vividos de otras: la chica tamalera con la cual salí en una ocasión, medio me gustaba pero al final no salio nada de ello, fue la salida más noña que recuerdo: el chico trasvesti que fue mi casero en la calle Villa de Obregon. Era buena persona. La familia de pueblo que eran nuestros vecinos y que casi no intimaban con nadie. Allí conocí al Tucan, con quien protagonice uno de los eventos mas oscuros, vergonzosos y traumaticos de mi vida. En la esquina vivía una chica de la que no recuerdo si se llamaba Rosa o era su hermana quien se llamaba así. La niña me gustaba mucho pero nunca se me hizo. Termine teniendo una amistad con la hermana, mucho mayor que yo, a quien creo que también intente ligarme con el tiempo, no recuerdo muy bien eso.
Solo duramos allí unos meses y después nos cambiamos dos cuadras adelante, a la Iztacalco, casi para llegar a la Escalerillas y a una cuadra de la avenida Vicente Villada, que terminaba la colonia y comenzaba Las Águilas. Allí es donde propiamente iniciaría todo.
Recuerdo, sobre todo, a Estela. Ella fue mi amiga. En algún momento eramos inseparables. Tengo muchos y bonitos recuerdos de ella. De hecho, conocí a tres ramas de su familia, bastante extensa: Otra de mis buenas amigas de esa familia fue Alejandra. Maribel, Fernando, Luis y sus padres tuvieron una bonita relación conmigo. Su prima, de quien no recuerdo el nombre y a quien por mucho tiempo olvide por cuestiones que ni yo mismo comprendo muy bien, aunque ahora me arrepiento, también fue buena amiga mía. De hecho todavía llegue a frecuentar a esa familia años después y es una de las razones principales por las cuales quiero regresar.
De mis novias recuerdo a todas las de esa época: Anduve con la hermana de Estela, Guadalupe; a Mariana, con quien me porte como todo un desgraciado al final. A Gabriela. Con ella todo comenzó como un juego, una apuesta y de pronto ya andábamos. Y termino de la misma forma. A Martha - de ella no estoy muy seguro de saber si era su nombre real, lo he olvidado pero a ella jamas-. En CCH anduve con Olivia, otra chica con la que me porte como un idiota.
Recuerdo a otra Alejandra, una buena amiga que tuve también, aunque al final mi pleito con mis vecinos del departamento de arriba de donde vivía malogro esa amistad. A mis vecinos de arriba también los recuerdo: los tres hermanos y su mama. Ni siquiera se porque comenzó todo pero 
ahora, ya con años y experiencia, creo que fue una tontería. A mis vecinos de abajo, con quienes tuvimos una gran amistad y que termino en un gran pleito principalmente entre las mujeres de esa familia y mi madre. Aunque yo tuve que aplacarme tiempo después pues llego allí mi carta de aceptación a la ENEP Aragón y tuve que contactarlas para que me la dieran. Fueron amables y no tuve problema alguno. Tiempo después quisieron hacer las pases pero ya mi madre no quiso saber nada de ellas y siempre he respetado eso, la herida fue profunda. Ellas terminaron siendo parte de otra familia de la cual también tengo bonitos recuerdos, sobre todo de Esmeralda, la otra mejor amiga, junto con Alejandra Chacon y Estela. Ella es otra de las razones para retornar.
En fin. Todavía quedan muchos, muchísimos recuerdos de ese lugar. Por ello deseo regresar. Y hoy soñé que lo hacia: regresaba a vivir al mismo departamento ya con mi hermano grande, pues el era muy pequeño cuando vivimos allí. Y era nuestra primer noche en la colonia, de nuevo. El insomnio, implacable, me arrebato de ese hermoso sueño, como siempre que sueño algo lindo. Se que muchos que compartieron vida y espacio tiempo ya no están; se que ya muchos no me recuerdan porque no signifique nada en sus vidas. Pero... hubiera sido agradable, por una sola vez, volver a vivir allí. ¡Que diablos! Si no trabajara tan lejos y la vida me lo permitiera, ¡claro que regresaría! Al fin y al cabo, solo se vive una vez, ¿no?...

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