domingo, 26 de mayo de 2013

Océanos del tiempo..

A la mitad de la calle, puedo observarla perfectamente, pero sólo estando justo enfrente: una estructura de tan sencilla manufactura que ciertamente no esperaría que fuera algún tipo de iglesia; mucho menos aquella que he venido a buscar desde tan lejos. No ha cambiado mucho el callejón.
Intento adentrarme pero hay un pequeño grupo de turistas tomando fotografías y observando el arte colgado de las paredes. Desde afuera puedo observar el cuadro de un tal Raffaello Sorbi a un costado, pero prefiero esperar un poco. No se ve que puedan venir más turistas, así que bien podría esperar a que salgan estos y poder tener un tiempo en soledad allí adentro.
Después de unos minutos comienzan a salir. Estoy fumando un cigarrillo y ya he echado un ojo, y mientras vigilaba, comí en el pequeño local al lado de la iglesia, Da Vinattier, la Schiacciata, una especie de pan plano cubierto con hierbas, y en este caso con mortadela. La receta básica al parecer proviene de los antiguos Etruscos o griegos y es considerado ahora una delicia del lugar. Tiene parentesco con la pizza, pero lo que siempre me ha encantado son los "buchi" en ella. Cuando ya el último turista sale de la Chiesa yo también he terminado mi aperitivo.
Dos hileras con unas cuantas bancas y el nicho al lado, una de las razones para venir desde la Ciudad de México hasta esta, mi tierra, mi mundo original.

"SOTTO QUESTO ALTARE
FOLCO PORTINARI
CONSTRUI LA TOMBA
DI FAMIGLIA 
L´8 GIUGNO 1291
VI EU SEPOLTA
BEATRICE PORTINARI"

Y abajo de esta leyenda:

"PIETRA TOMBALE
DI
BEATRICE PORTINARI"

 "Bajo este altar Folco Portinari construyó la tumba familiar. El 8 de Junio de 1291 fue enterrada Beatriz Portinari"; "Lapida sepulcral de Beatriz Portinari".

Me siento imbuido de muchos sentimientos. He viajado por un océano de tiempos y maravillas; muchas vidas me ha tocado salir adelante como he podido, sólo para poder llegar a este instante que el destino me tenía deparado, porque Dios lo desea así. y yo, su humilde siervo, me sirvo de esta oportunidad soñada para llegar a ti aquí, al lugar de tu eterno reposo. Dejo la rosa que planté y cuide durante un tiempo para que estuviera lista: para que llegara a su lugar final. Y mientras te lloro inconsolable, porque no he hallado forma de olvidarte jamás, ni lo haré hasta que llegue el momento en que mi castigo termine y pueda reunirme, por fin, contigo, me pongo mi pequeño gorro rojo, el que pedí cuidaran hasta mi regreso, para que me vieras de nuevo tal como me conociste, mi amada. Mi musa. Este sombrero moderno de paja solo me parecía estorboso y horrible, como los tiempos modernos que no tuviste la fortuna de ver.
Hago una reverencia y te saludo imaginándote de pie, traviesa, con el vestido rojo que se ha quedado impregnado en mi mente. Esta ciudad que me rechazo a mí, su gran estrella, no me tendrá jamás pero por lo menos han cuidado bien de ti . Más les vale o el castigo divino hubiera destruido desde sus raíces este lugar. Por lo menos eso esperaría y bien pudieran cumplir mi cometido.
Basta ya de elucubraciones extrañas, amor mío. Podré ahora venir cuando lo quiera. Te iré leyendo todos los poemas que he escrito alrededor de estos siglos en que el peregrinaje que Él, el mas Alto, me pidiera, para dar razón y constancia del mensaje que tu amor despierto en mí desató sobre este mundo, que necesita, más que nunca, mi mensaje. Pronto estaré contigo. Mientras te hablaré de tantas cosas. Todo lo que este mundo ha descubierto, todo lo que he aprendido. Cuando llegue a tu presencia, dulce ángel bienaventurado, seré un poco más sabio...

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