jueves, 25 de abril de 2013

María...


No podia dormir pensando en Ella. Diosa eterna de lo impío, me ofrecía la salvación a través de sus ojos. Apenas ayer la había conocido, pintando en la vieja zona rosa. Desenfadada con una sonrisa plena, su mirada se poso en mí y cambio mi mundo. No teniendo otro pretexto que pudiera servir a mis designios, me detuve con el propósito falso de preguntar para obtener alguno de sus cuadros. Falso porque me encantaba el arte que de ella emanaba, pero estaba en ese instante, en ese lugar del mundo, destinado a hablar, aunque fuera unos minutos, con ella.
Pregunte al azar por una de sus pinturas. Su rostro se ilumino y esbozando aún más su sonrisa plena, me saludo y comenzó a comentar acerca de los precios. Yo perdía cada palabra en cuanto llegaban a mi mente, perdiendome en la naturaleza sombría de mi baja concentración, pues un solo objetivo dibujaba mi vida. Así era: seguía su mirada, que tanto me mantenía hipnotizado. Su voz delgada parecía susurrar mil y un promesas de un cielo que, hasta ese momento, desconocía. No importaba nada. Solo ella.
Finalmente, gastando una parte del dinero destinado a gastos del mes, adquirí uno de esos cuadros que tanto la evocarían para mí. la pintura hablaría conmigo. Me contaría su historia. Yo imaginaria en la plática cada trazo, su rostro totalmente enfocado en crear. Su tierna y luce mirada avocada a cada pincelazo, a cada rincón donde pudiera estar una línea de pintura. El cuadro me hablaría de ella. Y yo así la amaría. Completa. Eterna.
Me levante. No podría seguir durmiendo. Tendría que encontrar una forma de irme acercando. El tiempo tal vez estaría de mi lado. Ahora la vida me ofrecía una oportunidad y sólo necesitaba hacer lo indicado para que el premio a mi tenacidad fueran esos ojos. Ya habia dado los primeros pasos y el tener que salir de mi habitual estado de melancolía aletargaba mis sentidos, pero ella valia cada momento que la vida me brindara para pelear como jamás lo hiciera con nadie. Dios sería mi testigo.
Había obtenido más de lo que había obtenido al iniciar aquella titánica empresa. Conseguí una sonrisa sólo para mí. Era mía y nadie jamás podría quitarla de mi alma, donde quedo tatuada por siempre. Y por una vez, sólo por una vez, recorrí los nueve cielos empíreos que aquel gran maestro plasmara a través de palabras más dulces que las mías, en un nuevo estilo que definiría al mundo por la eternidad, todo en un brevísimo instante, pasando solo por la profunda intimidación y amor que emanaba de aquellos profundos ojos...
Feliz cumpleaños, espero te guste...

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