viernes, 21 de septiembre de 2012

Cinco

La vista desde el transbordador, de la vía láctea era inconmensurable. Y el placer solo era para el Comandante Zorg, que estaba al mando, pues los demás estaban, en esos momentos, demasiado ocupados en las faenas propias de una nave carguero tan grande. Ya estaba demasiado lejos y aunque llevaban décadas lejos de la tierra, aún añoraba su amado Veracruz, de donde era originario. Si, era el primer mexicano en el más alto rango de una nave tripulada. pero después de tanto tiempo, las nacionalidades se habían ido olvidado. Por fin, la más alta aspiración del ser humano, el ser uno cn sus semejantes, surtía efecto, precisamente estando tan lejos de casa.
Una voz lo interrumpió en sus pensamientos. Era el Cabo Krutzz, uno de sus subordinados.
—¿Capitan?—A Zorg le encantaba observar la disposición particular de aquel oficial. De apariencia menuda, el bajito oficial siempre ofrecía una gran sonrisa. aún cuando estaba serio, por lo que era uno de los mas queridos en la nave interestelar —Estamos por alcanzar la estación Vanguardia. ¿Tomamos esquema de acoplamiento? Esperamos sus ordenes.
—No. Vayamos a cubierta. Antes de acoplarnos a la estación, quiero estar seguro de que no hay peligro alguno para los hombres. Daremos una vuelta alrededor de la estación para observar cada detalle, mientras intentamos, una vez más, establecer comunicación y esperar que nos contesten
—A sus ordenes Capitan.
Tomaron el elevador que estaba justo atrás de ellos.  Mientras subían los niveles exteriores, observando el espacio a través de los vidrios, Krutzz no pudo evitar vencer su temor a preguntar.
—¿Capitan?
—Digame Cabo.
—¿Cree usted que haya alguien con vida? ¿QUe habrá sucedido allí dentro?
—No lo sé, Cabo. Por esa razón ordene hace unos meses que cambiáramos el rumbo original viniéramos acá. Vanguardia es un punto muy importante para las operaciones interestelares y si algo les sucedió y no hay nadie con vida, tendremos que dejar un batallón hasta que de las otras estaciones manden gente a repoblar la estación Vanguardia.
—Puedo ser abierto con usted, Señor.
—Adelante.
—Yo jamás he visto algo así. Y la verdad es que tengo mucho miedo. Lo que hemos visto en los cristales —"Los cristales" era el nombre adoptado para referirse a las películas terrestres— No se compara en nada a las sensaciones de una estación en la que nadie contesta puede acarrearnos. Parece sacado todo esto de una historia de terror—
—Y así es, mi querido amigo—Zorg jamás abandonaba su seriedad— Pero no tenemos más remedio que hacerlo. Precisamente es por ello que deseo tomar todas las precauciones posibles antes de siquiera pensar en entrar a la estación. Cualquier señal, una pista que un vistazo pueda darnos, podría ser vital a la hora de tomar decisiones.
Llegando al centro de comando, tomaron asiento mientras comenzaban las maniobras. La falta de ruido en el espacio hacía más bizarros los movimientos de la nave, mientras todo el mundo buscaba algo que, fuera de lo común, diera cuenta de la situación en la gigantesca estación espacial. Pasaron así varios minutos pero nada por fuera indicaba la ausencia total de comunicaciones con el Vanguardia. Al fin, después de una exhaustiva búsqueda, por fin comenzaron, bajo la orden de Zorg, los movimientos de acoplamiento a la estación.
Ya listo un batallón con sus trajes en funcionamiento, quedaron frente al mando del Coronel Stevens.
—Listos cuando lo ordene Capitan.
—Proceda de acuerdo a los protocolos Coronel— La sensación de que algo andaba mal no abandonaba a Marko Zorg. Pero no podía hacer nada hasta no ver, por las cámaras conectadas a los trajes de los soldados, la situación adentro. —Mantegame informado en todo momento de la situación.
—Enterado. Y ustedes, soldados, no olviden: en grupos de cuatro personas y hablando entre ustedes por sus intercomunicadores cada quince segundos, a no menos un metro cada uno, siempre al pendientes de su unidad, no quiero perder a nadie. ¿Entendido?
Mientras abria la compuerta del Vanguardia, una espesa neblina comenzo a abarcar el compartimento de desembarque. Todos comenzaron a ponerse nerviosos, alistando armas y comenzando a avanzar lentamente… nadie tenía idea de lo que les esperaba...

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